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Sus viajes de misiones
Mapa del viaje de San Francisco Javier
El viaje a Lisboa fue por tierra y paró en
Azpeitia (
Guipúzcoa), para entregar cartas de Ignacio de Loyola a su familia. En Lisboa estuvieron un tiempo, hasta que fue designado Francisco para ser el enviado a las Indias. En ese tiempo no pararon de predicar el evangelio a los pobres de la ciudad.
El
7 de abril de
1541, día que cumplía 35 años, sale la expedición y llega el
22 de septiembre a
Mozambique. Allí se queda hasta febrero del año siguiente. En esa estancia ayuda en el hospital y percibe la realidad del trato que se da a los negros, lo cual le lleva a tener los primeros enfrentamientos.
Después de efectuar escalas en
Melinde y
Socotora, llega a
Goa (ciudad que luego sería capital de la India Portuguesa) el
6 de mayo de
1542. Prepara un texto divulgativo basado en el catecismo de Juan Barros y comienza a predicar la doctrina católica por la ciudad, a la vez que asiste a moribundos, visita a presos y socorre a pobres.
Para lograr un acercamiento más intenso se dedica a aprender la lengua del país. Tras rechazar el puesto de director del seminario de San Pablo, se embarca, en octubre de 1542, para las islas de la Pesquería, donde permaneció más de un año.
Evangeliza a los indios Paravas y recorre las ciudades de
Tuticorrín,
Trichendur,
Manapar y
Combuture. Encontró la oposición de los brahmanes, que habitaban las pagodas de la región.
Aprendió
tamil y tradujo a esa lengua parte de los textos cristianos y una plática sobre el cielo y el infierno.
En noviembre de
1543 se encuentra con sus compañeros Micer Paulo y Mansilla en Goa y se entrevista con el obispo de la ciudad,
Juan de Alburquerque, para pedirle misioneros. El obispo destina a 6 sacerdotes para esa labor. Con los nuevos colaboradores se vuelve de nuevo a la Pesquería. En el viaje escribe varias cartas a sus compañeros de Roma, en una de ellas dice:
muchos cristianos se dejan de hacer en estas partes, por no haber personas que se ocupen en la evangelización. Muchas veces me mueven pensamientos de ir a esas Universidades dando voces como hombre que tiene perdido el juicio, y principalmente a la Universidad de París, diciendo en la Sorbona a los que tienen más letras que voluntad, para disponerse a fructificar con ellas; ¡cuántas almas dejan de ir a la gloria y van al infierno por negligencia de ellos! Es tanta la multitud de los que se convierten a la fe de Cristo en estas partes, en esta tierra donde ando, que muchas veces me parece tener cansados los brazos de bautizar, y no poder hablar de tantas veces de decir Credo y mandamientos en su lengua de ellos y las otras oraciones.
Establece en las Pesquería un sistema de asignación de territorios a un responsable, el cual debía de mantenerle informado del devenir de la misión. Una vez que ha organizado ese territorio, parte hacia Manapar y el distrito sur. Permanece un mes con los makuas, bautizando a más de 10.000 personas.
Durante
1544 realiza más de veinte viajes de evangelización. Ante las noticias de la ejecución de cristianos en
Ceylan, Francisco vuelve a Goa y habla con el gobernador, para acompañar a las tropas que se iban a enviar para castigar las acciones contra los cristianos que el rey Jafnapatán había hecho. Por diferentes causas dicha acción nunca se llevó a cabo.
En
1545 parte a las islas Molucas en compañía de
Juan Eiro, llegando a Malaca poco después. Durante tres meses Francisco de Javier aprendería un mínimo el idioma y se familiariza con la cultura local; también traduciría, con ayuda de gentes entendidas, la parte básica de los textos de la doctrina católica. Ese mismo año escribe al rey de Portugal
sobre las injusticias y vejaciones que les imponen los propios oficiales de Vuestra Majestad.
Sale hacia las Islas de Amborio y Ternate en enero de
1546, después de preparar las
Instrucciones para los catequistas de la Compañía de Jesús. Llega a su destino al cabo de mes y medio. Recorre diferentes islas de la región y en Baranula (Ceran), según cuenta la tradición, un cangrejo le devuelve el crucifijo que había perdido durante una tempestad.
Escultura dedicada a san Francisco Javier en
Bensheim (Alemania).
En junio llega a Ternate, rico centro comercial de especias y última posesión portuguesa, permaneciendo en ella tres meses. De allí sale a las islas del Moro, donde pasa otros tres meses. De las islas del Moro emprende viaje de vuelta a Cochín, donde llegaría el
13 de enero de
1548.
Después de realizar labores de reordenación y supervisión de las misiones establecidas en India y Molucas, donde se siente decepcionado con el deterioro sufrido, tal y como demuestra en sus cartas, parte para
Japón, junto a sus compañeros
Cosme de Torres y Juan Fernández y el traductor
Anjirō, el domingo de Ramos de
1549, llegando a tierras niponas el
15 de agosto. Desembarcan en
Kagoshima, entonces capital del reino Sur del Japón. Permaneció en esta ciudad durante un año y por tierras japonesas durante dos años y tres meses. En colaboración de su compañero Pablo de Santa Fe evangelizó por tierras niponas e hizo traducir la obra
Declaración de los artículos de la Fe, que se aprendió de memoria y solía recitar en las esquinas. Para responder a las preguntas que los transeúntes realizaban se valía de un intérprete. Ante el fracaso de la misión, pensó en citarse con el rey de la zona con la esperanza de que si éste se convertía al catolicismo, el pueblo también lo haría. En
1550 se dirige al norte con esta intención. Funda una pequeña colectividad cristiana en
Hirado. Llega a
Yamaguchi, luego a
Sakai y, finalmente a
Meaco, donde intenta, sin conseguirlo, ser recibido por el rey.
Se traslada a
Yamaguchi de nuevo y obtiene del príncipe la garantía de respeto a los conversos al cristianismo. Ante esa perspectiva realiza, junto con sus dos compañeros, una intensa labor de predicación que da su fruto en la creación de una pequeña comunidad católica. Muchos de los convertidos son
samuráis. La oposición del clero local, los bonzos, fue siempre fuerte.
En septiembre de
1551 le llama el príncipe de Bungo, que le permite predicar en esas islas. Un mes después y dejando algunos conversos, Francisco Javier se vuelve a la India alertado por las noticias que le llegan. El viaje de vuelta se realiza en la nao
Santa Cruz que capitaneaba Diego de Pereira, quien le da la idea de organizar una embajada a China en nombre del rey de Portugal para entablar negociaciones de paz. Cuando llega a Malaca se entera de que la India ha sido nombrada provincia jesuítica independiente de Portugal y que él es su provincial.
El
24 de enero de
1552 llega a Cochín y el 18 de febrero a Goa. Después de solucionar algunos problemas de las misiones y preparar el viaje a China, parte rumbo a ese país el
14 de abril. Le acompañan en la aventura el sacerdote Gago, el hermano Álvaro de Ferreira, Antonio de Santa Fe (que era de origen chino) y un criado indio llamado Cristóbal, y se embarcaron en la
Santa Cruz capitaneada por Pereida.
Cuando llegan a Malaca tienen problemas con el Capitán de Mares, Alvaro de Ataide, que retrasa el viaje por dos meses e impide que Pereida siga al mando de la nao. Llegaron a la isla de
Sanchón a finales de agosto de 1552, movido al parecer por las afirmaciones de los japoneses, que no valoraban nada que no hubiese arraigado antes en
China, y con la idea de evangelizar en China para que esto influyese luego en Japón. Esta isla era el lugar de encuentro entre los mercaderes chinos y portugueses.
Permanecen a la espera de la llegada de un barco chino que debe de introducirles, clandestinamente, en el continente. El
3 de diciembre de ese año muere Francisco de Javier cuando contaba 46 años de edad.
Su cuerpo es conducido a Goa, donde llega en la primavera de 1554, siendo enterrado en esa ciudad.
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